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La materia/energia (página 2)




Enviado por Victorio Trippi



Partes: 1, 2

Un sistema en movimiento permanente y evolutivo no
necesita mostrar muchas características para ser
reconocido; es lo que conocemos como un sistema no lineal, cuya
característica fundamental es la de ser un sistema
irreversible. Cuando pensamos en el universo, percibimos
rápidamente que el sistema tiene estas
características. Sin embargo, una parte del universo se
percibe como un sistema relativamente estable o bastante estable,
a juzgar por lo que podemos percibir en nuestros días. Aun
en un grado menor de la organización, en nuestro planeta
Tierra, nos encontramos con otro sistema relativamente estable:
la Tierra y la vida.

Las metodologías desarrolladas por los
astrónomos permiten reconocer que en las galaxias, el
sistema es cambiante, a pesar de que los avances del conocimiento
son contemporáneos con los del mundo biológico.
Entre los fenómenos que se pueden citar está el
alejamiento de galaxias, que permite suponer el crecimiento del
universo. En otros casos se asiste al nacimiento de estrellas,
como las explosiones que generan las supernovas, y también
al envejecimiento y la muerte de estrellas, revelados por los
cambios de color y las emisiones de radiaciones
característicos. El cosmos tiene un carácter
evolutivo. Sagan (1980) describe "Además las estrellas
nacen, las estrellas evolucionan, las estrellas mueren. Si
esperamos lo suficiente aparecerán nuevas estrellas, y
desaparecerán estrellas viejas. Las figuras del cielo se
funden lentamente y van cambiando".
Y haciendo referencia a
la duración de los procesos, comenta: "La vida de un
ser humano se mide en décadas. La vida del sol es 100
millones de veces más larga. Desde el punto de vista de
una estrella la vida de un ser humano es un diminuto
relámpago…".
Aunque parezca elemental, la
referencia hace alusión a la tan diversa duración
de los procesos que tienen lugar en nuestro universo. Entre el
nacimiento, la evolución y la muerte de galaxias (proceso
extremadamente lento), que puede percibirse como un sistema
continuo, existen otros comportamientos. Es el caso de los
sistemas planetarios, los que pueden girar de forma
sistemática, repitiendo su rutina aparentemente
indefinida…(un proceso lento) que sugiere estabilidad,
mientras que otros son tan breves, como el de los ciclos de vida,
con nacimiento, crecimiento y muerte completando el proceso, que
por su magnitud y velocidad están marcados para mostrar
una rápida extinción. En este punto parece
razonable destacar que la naturaleza de la materia permite
semejantes diferencias en las magnitudes de los diferentes
procesos. Es decir, al tiempo que observamos procesos que parecen
continuos en el tiempo o eternos, también podemos
visualizar procesos que por su brevedad parecen suceder a
velocidades muy altas en los rangos nuestros de
apreciación.

La Tierra como
sistema evolutivo relativamente estable

Cuando decimos que la Tierra tiene alrededor de los 4600
millones de años, nos arrimamos a las apreciaciones
realizadas por el hombre utilizando técnicas razonables de
aproximación. Como podemos suponer, la Tierra no ha
permanecido igual desde su origen hasta el estado actual. Los
geólogos y biólogos se han preocupado por conocer
el origen y la evolución de la vida en la Tierra, pero
también qué cambios habría sufrido nuestro
planeta. Sin dudas, sorprende conocer que la distribución
de los continentes ha cambiado bastante a través del
tiempo y que la vida aparece después de la
generación o nacimiento del planeta (Fig. 3). Es decir, la
vida aparece una vez superado el periodo de enfriamiento
necesario hasta temperaturas que permiten la presencia de agua en
forma liquida y la estabilidad de los minerales participantes. Si
la Tierra se forma hace 4600 millones de años, la vida se
inicia aparentemente solo hace unos 3500 millones de años,
periodo que sirvió para llegar a condiciones favorables
para sostener el fenómeno. La evolución de la
Tierra parece así un proceso de larga duración y
mucho más si pensamos en procesos que están
simultáneamente teniendo lugar en el planeta (Fig. 4),
pero que evidencian una duración breve. Así, por
ejemplo, la ubicación relativa de la Tierra en el sistema
solar toma 365 días para completarse, pero la
duplicación de una célula bacteriana solo lleva
minutos.

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Figura 3. Izquierda: Aproximación
evolutiva de la Tierra desde hace 180 millones de años
hasta la actualidad considerando la distribución de los
continentes por efecto del movimiento de las placas
tectónicas. Derecha: situación actual de la
distribución de las placas tectónicas en
relación con los continentes.

La
materia/energía y el
equilibrio o la
reactividad

La reactividad cambia en distintas situaciones y
también según la naturaleza de las diferentes tipos
de energía. Ello ocurre cuando se agotan los reactantes
interactuantes (desequilibrio) que generan una reacción
determinada y los productos finales de la reacción no
tienen la capacidad de interactuar entre sí o en otra
reacción. Se dice que un sistema está en equilibrio
cuando pierde la potencialidad de reactividad en el entorno en el
que se encuentra, o que el sistema tiende al equilibrio cuando
pierde reactividad en el lugar en el que se ubica. No cabe duda
de que lo que más genera creatividad es la
situación en la cual un sistema de reacciones se ubica
fuera de un equilibrio termodinámico. Tampoco cabe duda de
que es el desequilibrio lo que genera el movimiento y la
creatividad de la materia/energía en las diferentes formas
en que se percibe su presencia y actividad. Hay desequilibrio
cuando una fuerza obliga al movimiento a un objeto que
está en equilibrio con su entorno y también hay
desequilibrio cuando un ácido y un álcali tienden a
interactuar con movimiento en dirección al equilibrio.
Cereijido (2009) en su libro Elogio al
desequilibrio
ha comentado detalles muy atinados sobre
todo lo que genera el desequilibrio en la materia.

En cualquiera de las situaciones donde la
matemática reconoce el caos o los procesos
dinámicos no lineales, nuestro pensamiento se orienta a
reconocer las múltiples manifestaciones de la materia, por
ejemplo desde la atmósfera caótica que envuelve a
Júpiter, pasando por el crecimiento de los sistemas
biológicos o las oscilaciones del precio del
algodón, tal como lo analiza Gleick (1988). Evidentemente,
parece tratarse de sistemas complejos que resultan de la
naturaleza cambiante de la materia y en los que es difícil
o imposible no solo la detección del determinante causal,
sino también la realización de una
predicción. Esta dificultad puede ser el resultado del
número de componentes del proceso, y de lo impredecible de
los cambios que está generando la materia, cuyas
interacciones van siendo diferentes a cada instante por la
calidad y cantidad de los componentes, así como por
cambios de naturaleza y propiedades. Podríamos pensar que
la reactividad es la que genera el orden y que la inexistencia de
propiedades reactivas determina las instancias caóticas de
las interacciones de la materia.

Cuando pensamos en la materia/energía, no podemos
dejar de reconocer que es el componente único del mundo
que nos rodea y que la diversidad que se observa en las cosas que
percibimos y sus propiedades está en su esencia. Podemos
preguntarnos de dónde se generan tantas cosas. Pero la
respuesta está muy cerca. De su naturaleza cambiante
según el entorno y las interacciones. El comportamiento de
la materia en cambio permanente solo nos permite visualizar que
son las interacciones con otras formas de materia, la
temperatura, la presión, y calidad y cantidad de otras
formas, los determinantes de lo que puede mostrar un proceso. En
general, la reactividad orienta los procesos hacia el equilibrio
termodinámico, pero existen excepciones, como el hecho que
la simple colisión de un fotón en una
molécula de clorofila permite una ruptura de la tendencia
al equilibrio, haciendo que el sistema funcione alejado del
equilibrio termodinámico, aunque el sistema siga
inexorablemente su tendencia hacia el equilibrio.

El cosmos ha sido percibido por el hombre en principio
como un sistema inmutable, aunque asociado a un movimiento
permanente y estable. Desde Newton se pudieron predecir los
movimientos de los astros como en un sistema lineal, estable, un
sistema físico totalmente reversible que por su naturaleza
se ajustaba a la realidad del conocimiento de la época.
Desde entonces la ciencia ha avanzado de una manera importante,
se han descrito sistemas no lineales con oscilaciones y
bifurcaciones, y en la actualidad se trata de unificar los
principios de la física atómica con los de la
física de los grandes cuerpos. Entonces, ¿el Cosmos
puede considerarse un sistema lineal y reversible? Aparentemente,
la materia/energía siempre se orienta hacia el equilibrio
termodinámico y tiende a él, y es difícil
concebir que el universo escape a este principio, aunque tiende
al equilibrio a una velocidad diferente de la de los hechos
cercanos que mejor conocemos.

Nos llama la atención que, después de
haberse señalado que el cosmos es un sistema en
evolución que muestra nacimiento de galaxias y muerte de
estrellas, se lo siga considerando un sistema estable. La
existencia de dichos procesos, ¿no denota que el cosmos es
un sistema no lineal cuya evolución es impredecible y en
el que la diversidad de formas de materia interactuante es uno de
los componentes fundamentales? ¿No podemos pensar que por
su naturaleza (materia/energía interactuante) sea visto
como un proceso que se desarrolla a muy baja
velocidad?

Partiendo de la idea de que el cosmos es un sistema
dinámico por naturaleza, la diferencia entre sistemas
lineales y no lineales parece radicar únicamente en la
velocidad con la que se cumple el proceso. Es decir, que el
universo en verdad no tiene procesos lineales, en su esencia el
cosmos es un gran proceso no lineal, con muertes y nacimientos,
pero sus procesos constituyentes tienen características
tan diferentes que en muchos casos con nuestra escala de tiempo
los percibimos como sistemas estables y en otros, como sistemas
no estables, o por lo menos no lineales. Es evidente que las
inestabilidades y bifurcaciones que en unos sistemas se observan
en periodos breves en el universo necesitaríamos muchos
millones de años (o valores impredecibles) para
observarlos (pero nunca un valor que podríamos llamar
infinito).

Parece claro que si hay nacimiento de galaxias el
sistema está creciendo, es decir, está
evolucionando, aunque por la naturaleza probabilística,
incluyendo el azar, no podemos saber cómo se orienta dicha
evolución, que puede desembocar en una prolongada lenta
evolución sin cambios o en un big bang utilizado para
explicar el origen del universo.

La materia y la
complejidad

La materia y su diversidad de formas con capacidad de
interactuar sucesivamente generan una unidad más compleja.
Esto se debe a que cada parte interactuante parece tener la
capacidad de guardar las potencialidades que derivan de su
condición original; al mismo tiempo, muestra nuevas
propiedades en la unidad más compleja. Por lo que
podríamos reconocer en la complejidad el resultado al que
inexorablemente llega la materia como consecuencia de su
reactividad y diversidad de formas que genera. Según la
enciclopedia libre Wikipedia, "el término "complejidad"
tiende a ser usado para denotar algo que está formado por
muchas partes intrincadas, donde sus relaciones y
comprensión conciernen con la teoría de sistemas
complejos".

La complejidad, que puede ser diversa según el
estrato y la naturaleza de fenómenos en los que se
observa, viene a ser como una parte del camino en el que viaja la
materia en su serie de inevitables evoluciones. Solo
recientemente podemos imaginar que en el mundo biológico,
por ejemplo, toda la diversidad de formas de la
diferenciación de los distintos órganos de un
individuo, resulta de unas pocas interacciones
epigenéticas que orientan una producción
metabólica específica al tiempo que orientan la
expresión de una forma y de una función.

Estimamos que las ideas de complejidad
son muy válidas, ya que sin ellas sería mucho
más difícil percibir cómo un sistema que
nace simple puede transformarse en un sistema cada vez más
complejo y con ello adquirir nuevas propiedades emergentes, que
se agregan a las ya múltiples propiedades de la materia,
incrementando aún más sus posibilidades de
interacción.

Existencia, diversidad, concentración,
temperatura, presión son propiedades que interaccionan en
la complejidad. La velocidad del proceso y el tiempo son
componentes fundamentales en la fase probabilística del
desarrollo del proceso o interacciones que evolucionan hacia
manifestaciones diferentes a las iniciales, orientando la
reactividad sobre la base de las propiedades de la materia en el
entorno.

En este punto es imposible discernir sobre el origen de
la complejidad, y aunque podamos suponer que todo se origina de
una forma simple de materia que trasmutará seguidamente,
no se puede distinguir a partir de cuál o de cuáles
formas se ha formado el primer núcleo evolutivo. Sin
embargo, no cabe duda de que la capacidad de cambio y la
interactividad estuvieron siempre en la base de toda la
evolución. El universo actual es pues un proceso evolutivo
que no permite discernir cuál ha sido su origen. Por lo
que concierne a su naturaleza y comportamiento, es evidente que
la velocidad con la que se cumple el proceso en esas
concentraciones de materia y dimensiones es sensiblemente lento,
de manera que las leyes del movimiento son aplicadas
aparentemente con alta reproducibilidad, lo que permite realizar
predicciones directas sobre la posición de los
componentes. El cambio de comportamiento de la
materia/energía en relación a lo pequeño
(perspectiva cuántica) parece pues un problema en el que
la complejidad (incluyendo cantidad y otros componentes) parece
estar involucrada por la naturaleza de sus participantes,
incluyendo su estabilidad. Parece razonable que
las propiedades emergentes se vayan generando progresivamente con
el crecimiento de los sistemas en la complejidad. Así, los
grandes cuerpos obedecerían a sus propias leyes derivadas
de sus propiedades específicas.

La
materia/energía y la
autoorganización

Este es un rasgo que se encuentra frecuentemente en la
naturaleza. Se puede percibir que incluso algo tan simple como la
formación de cristales constituye un fenómeno de
autoorganización. Tanto en las celdas de Bénard
como en la formación de los rayos láser se puede
percibir que la formación de las nuevas estructuras es
resultado de autoorganización. En biología se han
descrito numerosos ejemplos, entre ellos, en proteínas y
otros polímeros, pasando por ribosomas, mitocondrias y
células en unicelulares y también en pluricelulares
a nivel celular. Todos estos ejemplos señalan que el
fenómeno tiene lugar en distintos estratos de la
complejidad biológica (Trippi et al., 2012). Los
mecanismos involucrados parecen ser diversos: una
interacción con participación de energía
exógena como en las celdas de Bénard (calor
actuando en la modificación de la estructura de
organización del agua), simplemente un cambio de estado
energético, un cambio de configuración espacial
como en muchas proteínas (movimiento o intercambio de
energía interna). En todos los casos siempre es necesario
destacar que los estados existentes fuera del equilibrio
termodinámico tienden al equilibrio
inexorablemente.

La observación realizada por Banghan et al.
(1965) acerca de la capacidad de los fosfolípidos de
autoorganizarse en membranas celulares ha constituido un hito
fundamental en la biología. Así, se acepta que la
autoorganización de la materia resulta, no un producto del
azar sino un camino obligado por la necesidad.

La materia y el
determinismo

El reconocimiento de las propiedades de la materia, su
comprensión y su significado parecen fundamentales para
tratar de entender lo que ocurre en nuestro universo. Asimismo,
la evolución del conocimiento a través del tiempo
permite el acercamiento a la naturaleza de los fenómenos
de manera más adecuada a la realidad.

Laplace (1836) se basaba fundamentalmente en la
tendencia que marcan los sucesos en los que se encadenaban causa
y efecto, que dio lugar su popular enunciado "Podemos mirar
el estado presente del universo como el efecto del pasado y la
causa de su futuro. Se podría concebir un intelecto que en
cualquier momento dado conociera todas las fuerzas que animan la
naturaleza y las posiciones de los seres que la componen; si este
intelecto fuera lo suficientemente vasto como para someter los
datos a análisis, podría condensar en una simple
fórmula el movimiento de los grandes cuerpos del universo
y del átomo más ligero; para tal intelecto nada
podría ser incierto y el futuro así como el pasado
estarían frente sus ojos".
Parece claro que Laplace
creía que desde el determinismo podría predecirlo
todo, aún sin tener en cuenta diferentes aspectos del
comportamiento de la materia.

Sin embargo, también es claro que en la
actualidad se puede entender mejor la proposición
considerando las propiedades de la materia que muestran por lo
menos dos aspectos de su propia naturaleza: la reactividad y la
diversidad de formas reactivas, que son las determinantes de
cualquier interacción en la naturaleza. Fue recién
alrededor de 1900 cuando los físicos ponen en evidencia
una propiedad insoslayable de las partículas
pequeñas de la materia gracias a los aportes de Planck,
Dirac, Heisenberg, Schrödinger, Einstein, entre otros, con
el desarrollo de la mecánica cuántica y la
definición de estado cuántico, que no solo trae el
planteo de unificación en física, sino que
evidencia que el "azar probabilístico" constituye una de
las propiedades fundamentales de la materia, participando en la
conformación de la misma materia. No parece posible
comprender en la actualidad que en la naturaleza ocurra algo sin
la participación de la reactividad y del azar
probabilístico en forma concomitante y complementaria.
Ambos principios son conocidos desde hace tiempo como azar
y necesidad
, aunque no fueron considerados como
propiedades fundamentales de la materia en la interacción
y evolución hacia la complejidad (ver más
adelante).

En este punto parece interesante destacar que Laplace
reconoció en el mundo en el que vivimos que el azar juega
un papel importante, debido a que fue pionero en el desarrollo de
la estadística. En l812 publica su Teoría
Analítica de las Probabilidades,
en la que destaca
los principios y las aplicaciones de las probabilidades cuando
expresa: "Es notable que una ciencia que comenzó con
las consideraciones de juegos de azar había de llegar a
ser el objeto más importante del conocimiento humano. Las
cuestiones más importantes de la vida constituyen en su
mayor parte, en realidad, solamente problemas de
probabilidad
".

Pensamos que el determinismo, en principio, orienta la
idea que la interacción es un aspecto fundamental y
señala una tendencia de reacciones en un proceso. Por ello
el determinismo puede significar solo la tendencia que impone la
reactividad a las interacciones de la materia. Es decir que el
determinismo resulta particularmente de la reactividad de y entre
las diversas manifestaciones de la materia/energía. Las
interacciones aparecen cuando la naturaleza y las propiedades de
algunas formas de la materia reúnen los requisitos de
afinidad o repulsión para desarrollar una reacción
o proceso. Este hecho conlleva el reconocimiento que los flujos
de energía entre las distintas formas de materia inducen
cambios que se reconocen en muchos casos como
procesos.

Si nos referimos a los procesos que podemos observar en
la Tierra, no cabe duda de que el determinismo nace y se ubica en
la interacción de diversas formas de la
materia/energía con capacidad para inducir o alentar el
desarrollo de los procesos dinámicos, inestables, no
lineales que oscilan entre casi la estabilidad (lentitud de
cambios y evolución por su dimensión) y la
inestabilidad (alta velocidad de cambios y
evolución).

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Figura 4. Representación
esquemática de la aparición y evolución de
la vida en la tierra en 4600 millones de años,
según la evaluación paleontológica
(Sánchez, 2010).

Necesariamente la interacción de las diferentes
manifestaciones de la materia que pueden participar por
reacciones es el principio determinista que aparece como
subyacente de todos los procesos que se pueden generar. Esta
serie de interacciones coexiste en todos los procesos
dinámicos que son de naturaleza probabilística y
resultan de la diversidad de formas de la materia y su
reactividad con propiedades diversas, incluidas las de
complejidad diferente.

Se podría decir que el determinismo, tanto en el
universo como en la Tierra, reside en la posibilidad de
interacciones de la materia/energía en primera instancia,
aunque la evolución posterior del sistema sea de
naturaleza probabilística. Quizás es más
correcto decir que el inicio en la interacción concierne
más al determinismo y que en el desarrollo o
evolución coexisten ambos, determinismo y probabilidad
(Figs. 5 y 6). Por todo ello puede concluirse que el
determinismo de los fenómenos naturales se genera en la
reactividad de la materia mediante un flujo de energía o
movimiento en la materia/energía, con participación
de la diversidad de especies interactivas y sus
manifestaciones.
Es decir que el sistema interactuante
se orienta ahora hacia un aumento de la complejidad, donde el
universo es un encadenamiento de causa y efecto en todas sus
partes como una compleja luminaria.

No cabe duda de que el movimiento resulta de una natural
tendencia de la materia a interactuar con la energía que,
en suma, son dos manifestaciones de una sola esencia. En esa
interacción, el movimiento se percibe como la
manifestación más conspicua del permanente flujo de
energía. Cómo se generan estas interacciones y
cuáles son sus causas determinantes, aunque se pueden
discernir en lo inmediato o cercano por sus propiedades
físicas, químicas y biológicas, es
todavía indiscernible en lo absoluto.

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Figura 5. Esquema de
interacción entre diversas formas de
materia/energía, interacción determinante que se
transforma en movimiento y estructuras dinámicas, no
lineales, que permite albergar determinismo y probabilidad (azar)
sin exclusiones de una parte ni de otra.

La
materia/energía y la probabilidad en el desarrollo y la
evolución

La materia/energía y su participación
probabilística en los procesos de evolución y
desarrollo en biología han sido objeto de estudio desde
hace muchos años. Sin embargo, parece haberse enfatizado
únicamente en su aspecto determinista.

La evolución, considerando la dinámica de
la materia y sus capacidades de transformación y de
interacción, constituye un aspecto fundamental en el
tiempo presente para comprender los mecanismos implicados. En
biología se considera que existe un determinismo desde la
información genética que almacena la célula.
Pero la misma célula está sometida a un
sinnúmero de interacciones probabilísticas, tanto
desde el medio interno como el externo. Son dichas interacciones
las que aparentemente determinan la diferenciación de
órganos durante el desarrollo, la de los individuos y la
evolución de las especies y poblaciones.

Quizás podemos visualizar en la
organización de un árbol cómo determinismo y
probabilidad participan irremediablemente en las formas y
propiedades de las interacciones de la materia. El reconocimiento
de que los vivientes son sistemas abiertos permite comprender por
qué si una planta crece en la oscuridad tiene un
alargamiento desmesurado de sus ramas y profundas modificaciones
en el tamaño y forma de las hojas. Ello resulta del hecho
de que el determinismo genético o determinismo celular es
responsable solo parcialmente de la última
expresión de la forma, en cuyo caso la acción del
ambiente es evidentemente probabilística. El
fenómeno es conocido como adaptación, pero parece
claro que hay determinantes genéticos que guarda la
célula así como determinantes ambientales (Trippi
et al., 2012).

No parece difícil discernir que lo
probabilístico de las interacciones se manifiesta ya en
las formas más simples de un proceso evolutivo en el que
situamos el ciclo biológico de las especies. Las
interacciones sucesivas conducen a la complejidad y a un mayor
número de interacciones y a los distintos niveles que se
van materializando en un cambio continuo evolutivo. Por ello, la
probabilidad es un componente insoslayable que va materializando
los cambios que conocemos como evolutivos.

Uno de los hechos más conocidos es la diversidad
de los individuos dentro de una misma especie, donde el genoma
específico es solo una noción de
aproximación. Sin dudas la diversidad en la especie
resulta no de un detalle codificado a nivel genético, sino
de una interacción probabilística entre el
sinnúmero de interacciones a nivel molecular, subcelular,
celular, de órganos y organismos que son de naturaleza
probabilística. Asimismo, es evidente que la
diferenciación celular y el propio crecimiento durante el
desarrollo hacen que la célula disminuya sus
potencialidades de control y que la forma final de un organismo
(y a mayor escala, de población y biosfera) resulte de
interacciones probabilísticas de autoorganización.
Para registrar nada más que una proyección de la
Diversidad Combinatoria en la naturaleza, 20 aminoácidos
naturales pueden dar 400 dipéptidos, 8000
tripéptidos, 64 000 000 de hexapéptidos y 10400
proteínas de 30 kD (Anónimo, 2013).

Desde nuestra percepción entendemos que en todos
los procesos naturales el determinismo está basado en
la interacción de la reactividad de la
materia/energía
(fuerza que impulsa y produce el
movimiento) y la probabilidad en la diversidad de las
distintas manifestaciones de la materia/energía
que
pueden participar mediante interacción. Ambas propiedades,
reactividad y probabilidad, están indisolublemente
involucradas en todos los procesos naturales.

Por todo ello, el determinismo debe ser aceptado como
idea que orienta hacia el movimiento, sin predecir nada de lo que
puede ocurrir en un proceso porque dicho proceso se ordena y
desarrolla en forma probabilística. Ese mecanismo es
perceptible en todos los niveles de interacción de la
materia/energía que se consideren.

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Figura 6. De la reactividad de la
materia emerge primero una diversidad de formas por diferencias
de estado y otras propiedades físicas y químicas.
Dicha reactividad constituiría el motor del movimiento,
generando lo que se percibe como determinismo. Asimismo, la
diversidad de formas reactivas e interactivas generaría
los procesos probabilísticos que a su vez se expresan en
la complejidad y la evolución.

Tras del
sueño de comprender

¿Qué es una singularidad? Para explicar la
gran explosión (big bang), los físicos proponen la
existencia de una singularidad (predicción que emana de la
teoría de la relatividad, donde las leyes de la
física no son aplicables) como una de las alternativas en
el tratamiento matemático del espacio-tiempo en la
evolución del universo. Ello significaba que el universo
colapsado debía haberse contraído a la magnitud
reducida de un punto o condición particular. Quizá
es posible que el universo pueda haber nacido desde un estado que
además de ostentar una masa infinita reunía los
parámetros necesarios para producir una gran
explosión.

La singularidad espacio-temporal, entonces, es el
conjunto de puntos de un modelo astrofísico, en donde la
curvatura del espacio-tiempo se hace infinita, tal como predicen
ciertos modelos de agujero negro, donde la actividad gravitatoria
y su formidable atracción incorporan en su interior cuanta
materia cae bajo su zona de influencia, incluyendo la luz, para
transformarlo todo en partículas subatómicas.
Aunque la idea de agujero negro es bastante antigua,
recién en 1972 se logra reconocer el primero, y luego su
número fue incrementándose hasta miles de millones.
Aparentemente, la idea de Hawking (1988, 1991) era que los
agujeros negros deberían dar pistas para buscar evidencias
adicionales, para entender la existencia del big bang. Aunque la
prodigiosa imaginación de los físicos y
matemáticos pueda justificar con sus métodos los
sueños más fantásticos, a veces, la realidad
parece quedar rezagada sin mostrar todas sus
potencialidades.

Siendo los agujeros negros devoradores de materia, se
nos plantean dudas sobre los principios fundamentales de la
física, como la estabilidad de la materia/energía
en el universo. También podrían considerarse como
mecanismos de regulación de la materia/energía en
el universo. Finalmente, también como recicladores de la
materia energía.

Sobre el azar y la necesidad

Demócrito, 500 años a.C., ha reconocido el
azar y la necesidad cuando menciona: "Todo lo que existe en el
mundo es fruto de azar y de la necesidad". Como ya fue
señalado, también Laplace reconoce la existencia de
un determinismo que encadena causa y efecto y también
señala la importancia de la probabilidad. Según
Francovich, se debe a Cournot (1804-1877) el haber explicado
claramente que el azar y la necesidad coexisten en el diario
acontecer sin contradicciones. El azar es el encuentro accidental
de causas y efectos que concurren a la producción de un
fenómeno. Francovich da un ejemplo simple: "una tempestad
estalla en cierto momento obedeciendo las necesidades
meteorológicas. Por otra parte, un hombre cruza el campo
con un propósito determinado. Un rayo cae sobre el hombre
y lo mata. Su muerte es un puro azar. Es la coincidencia fortuita
de dos series de "causas y efectos". Más tarde, Monod
(1993) publica su exitoso libro El azar y la necesidad
en el que reconoce una manera de comprender la naturaleza. Luego
de un repaso histórico sobre cómo concebía
el hombre la naturaleza, describe de una forma simple y
considerando los importantes aportes de la biología
molecular, un entendimiento de la naturaleza sobre la base de los
componentes naturales azar y necesidad. Para ello le confiere la
necesidad a un proyecto que define como teleonómico, con
la característica fundamental de invariancia en su
autoconstrucción (vida). La información para su
construcción está codificada genéticamente
en el ADN, desde donde trasciende en una relación
causa-efecto a través de ARN mensajeros que se traducen
finalmente en proteínas. Monod también valoriza a
las proteínas globulares por su trascendente
participación no solo como catalizadoras en las
reacciones, sino también por su importancia en procesos
regulatorios de la síntesis de compuestos
(activación o represión) que necesitan participar
en justo equilibrio en el sistema. En los sistemas
biológicos, además de las uniones covalentes
(enlaces químicos que resultan de las interacciones
atractivas entre los átomos y las moléculas
determinantes de la estructura de la materia), Monod
señala las propiedades estéreo específicas
que les permite interactuar con partes de moléculas
más grandes y complejas. En general son uniones
débiles, muchas veces transitorias, que permiten orientar
la función teleonómica en su correcta
dirección, donde su estructura espacial juega un papel
preponderante. El hecho que las proteínas globulares
tienen la capacidad de ser separadas in vitro a sus
constituyentes individuales manteniendo sus capacidades de
autoorganización y readquiriendo sus propiedades
funcionales fue interpretado por Monod como resultado de la
información que emana del código genético,
ya que la estructura de la molécula debe resultar de lo
codificado en el ADN. Es decir que todo lo que deriva del ADN
tendría que obedecer a la necesidad, y dejando solo la
evolución como la parte que corresponde al azar debido a
la escasa mutabilidad del genoma que se refleja en sus caracteres
de reproducibilidad casi perfecta. Schrödinger (1940) ya
había sugerido en su libro ¿Qué es la
vida?
la trascendencia del ADN, pero con el trabajo de
Monod, azar y necesidad quedan ligados como la
interpretación de lo que ocurre en biología en
niveles microscópicos.

Debido a que estos conceptos de azar y necesidad
nacieron de la expectativa humana, pareciera también que
lo probabilístico puede tener causalidad. Sin embargo,
cuando la interacción resulta una de diversas
posibilidades, la probabilidad solo señala una posibilidad
que nunca será absoluta.

Entonces la necesidad, como el determinismo, se basa en
el principio de causalidad, mediante el cual la materia por sus
propiedades de reactividad obligatoriamente promueve el proceso y
puede encadenar causa y efecto. Sin embargo, cuando se cruzan dos
o más procesos, como "la muerte de un campesino por un
rayo durante una tormenta", se dice que el hecho resulta del
azar. En cambio, parece razonable que el determinismo pueda unir
procesos, y que aun el hecho atribuido al azar debe considerarse
resultado de causa. En efecto, los procesos pueden ir por caminos
probabilisticos, es posible que en algunos casos sea el que
define una mayor frecuencia, y que en otros casos sea el de una
posibilidad remota, como lo que llamamos azar.

Sobre las posibilidades de un suceso

El determinismo se basa en el principio de causalidad,
cuya naturaleza reside en la reactividad y las propiedades de la
materia. Como los procesos se mueven por caminos
probabilísticos, es razonable que cuando hay muchas
posibilidades el camino que finalmente se toma es el de mayor
frecuencia estadística. Y al camino de menor frecuencia, o
de posibilidad remota, lo hemos llamado simplemente azar. La
tendencia del hombre al reconocer la naturaleza de los procesos
ha sido contraponer las probabilidades, por lo que
debíamos creer que era de una u otra forma (por causa o
por azar). Sin embargo, aunque las probabilidades de sucesos sean
diferentes (entre una y otra posibilidad), cualquier suceso o
proceso debe resultar siempre de una causa (frecuente o remota,
nunca inexistente).

Ante nuestros ojos parece probable que la idea de
Laplace no haya sido considerada en su justa medida porque las
causas serán siempre probabilísticas. Se puede
encadenar causa y efecto en los diferentes procesos que tienen
lugar en el universo, cuando existen las interacciones necesarias
para que se produzcan. Pero el desarrollo de esos procesos no
parece resultar de la necesidad, siempre implícita, que de
manera clara refiere a la diversidad y probabilidad más
alta de la interacción. Los procesos resultan así
solo diferentes caminos que van delineando las frecuencias de
interacción desde un 100% que interpretamos como necesidad
hasta el 0%, pero que llamamos azar cuando la probabilidad de un
suceso es simplemente muy baja. Por ello, no parece razonable
contraponer azar y necesidad en los casos en los que las
probabilidades de un suceso estén distribuidas distantes
(de 0 a 100%), donde la necesidad refleja una probabilidad muy
alta y el azar solo una probabilidad muy baja. Entonces,
necesidad y azar no escapan al principio de causalidad, solo
indican que tienen diferentes posibilidades en las interacciones
que configuran un suceso.

La materia/energía es de hecho azar y
necesidad

Cuando tratamos de relacionar las propiedades de la
materia con los dos tipos de sucesos tan contrapuestos, llegamos
sin inconvenientes a reconocer las propiedades fundamentales de
la materia. Una de ellas, la reactividad, que hace posible un
encadenamiento de causas y efectos y que se ubica en la base de
lo que entendíamos como determinismo, y la otra, la
diversidad de especies reactivas, que puede proveer la
materia/energía, donde el azar probabilistico es un
componente natural que sin duda puede intervenir en el movimiento
en cualquier momento de la complejidad de los procesos causales.
En efecto, siendo ambos, azar y necesidad, componentes naturales
de la materia, nada de lo que ocurre en la naturaleza puede
escapar a su influencia y ello es así tanto a nivel macro-
como microscópico. Aunque la expresión azar y
necesidad haya sido originalmente forjada para referir sucesos
macroscópicos, parece que su extensión actual
incluye procesos cuánticos.

Hoy parece razonable admitir que el azar probabilistico
se manifiesta claramente cuando la física demuestra la
naturaleza cuántica de la materia en pequeñas
partículas; y su percepción resulta de una
naturaleza diferente también en niveles de
organización de mayor complejidad, como se manifiesta en
la probabilidad de colisión de diferentes procesos u
objetos.

En resumen, cualquier interacción tiene
como protagonistas una causa y un efecto. Lo que define una causa
parece ser la frecuencia en la que está presente el
determinante o causa. A veces la causa resulta de un componente
único (absoluto), en otros casos, la causa resulta de un
componente probabilistico, mientras que en otros, la causa
resulta del azar.

Cuando consideramos la materia, parece claro que algunas
interacciones pueden guardarse en el tiempo, tal como el
equilibrio que guardan los grandes cuerpos en el espacio por
acción de la gravedad. En cambio, en otras interacciones
como en las unidades cuánticas al ser inestables, se tiene
que recurrir al estado probabilístico para explicar y
utilizar su comportamiento. Ello se debe a que la mayor
frecuencia o la frecuencia remota puede resultar parte en el
determinismo de la materia conferido por la reactividad modulada
por la calidad, cantidad, diversidad y más.

Si la materia no
fuera probabilística en biología

En la actualidad en biología se tiende a explicar
todos los procesos naturales con la participación
determinante de los genes, aunque a veces existen muchas
dificultades para explicar de manera simple la existencia de los
más diversos caracteres, por ejemplo, la diversidad
individual dentro de cada especie.

En este momento pensamos que si la materia no fuera
probabilística no podría existir la
individualidad característica en los organismos
de cualquier especie que se trate, ya que todos sus individuos
serían iguales; también tendría que existir
un genoma especifico, y naturalmente no
encontraríamos ninguna diferencia entre los hermanos
gemelos, seguramente no habría tantas formas como se
observan en la naturaleza. La universalidad en el uso de los
medicamentos sería un valor agregado al medicamento, sin
pensar en el comportamiento individual, en suma, todo
sería más homogéneo de lo que es hoy en
día. Sin lugar a dudas se podría incluir todo lo
que resulta de la actividad de los seres humanos, gustos por la
música, los deportes, religiosidad, orientaciones
políticas, tendencias diversas, etc. Seguramente la
genialidad y la creatividad de los humanos quedarían
reducidas a la capacidad de adaptación más
elemental y careceríamos de las soluciones brillantes que
solo se les ocurren a algunos.

Parece razonable que la diversidad generada por la
probabilidad de interacción de la materia pueda ser
entonces un rasgo insoslayable de las cosas materiales y que
ahora esa tremenda diversidad nos impresione algo menos. Si
analizamos cualquiera de los rasgos que caracterizan al mundo
orgánico, pensamos, por ejemplo, en la percepción y
podemos llegar sin mucho esfuerzo a preguntar ¿la
percepción de qué? Y encontramos que muchas clases
de componentes sutiles tienen una forma de percepción,
más allá de los sentidos que han sido reconocidos
en el hombre. ¿Cuáles son los componentes de la
materia en el perro que le permite reconocer el ruido del motor
del automóvil de su amo?

Quizás la consecuencia más trascendente en
biología es aquella que concierne con la evolución,
ya que al no existir posibilidades de alteraciones
genéticas por la natural invariabilidad que supone la
información codificada en el ADN, solo existirían
mutaciones en muy baja cantidad y no existirían
posibilidades de cambios por efecto de la selección
natural, sino solo reordenamientos menores internos. Las
modificaciones generadas por el ambiente solo podrían
resultar de cambios epigenéticos que tendrían que
ser trasladados al ADN para ser considerados activos. Las
hambrunas en el hombre, la forma en cómo hacen el nido los
pájaros, la floración en plantas, incluso el
cáncer se han entendido como resultado de interacciones
epigenómicas, según las ideas de Lamarck, donde el
efecto del ambiente se traduce en metilaciones, acetilaciones,
fosforilaciones, ARN, que modifican la expresión del
genoma, y lo que es más trascendente es que puede ser
trasmitido como herencia. El mecanismo aparece así como
probabilistico y en el que el azar puede orientar modificaciones
en el comportamiento. Asimismo, se plantea la posibilidad que
ambos procesos, el reordenamiento interno y las mutaciones (azar)
por un lado y por otro las alteraciones epigenéticas
(probabilísticas con presión ambiental) sean
mecanismos independientes y complementarios en el camino de la
evolución por selección natural (Fig.7).

Parece razonable en el momento actual que una mayor
comprensión de la selección natural resulte de un
mejor conocimiento sobre los mecanismos que le permiten a la
célula guardar en su memoria los cambios que pueden
generar y guardar información desde lo epigenético
y el ambiente. Ello es así considerando epigenético
al entorno del ADN y núcleo celular hasta la pared
celular, y ambiente a lo que se ubica en el exterior a la
célula.

Un punto relevante en estas consideraciones es el
relacionado con el desarrollo de los organismos pluricelulares en
lo concerniente a los procesos de diferenciación, los que
deben ser considerados el resultado de las modificaciones
introducidas por lo epigenético y el ambiente. Por
ejemplo, la alimentación que orienta la formación
de reinas u obreras en el caso de las abejas, o la intensidad de
luz que influye sobre el los tallos en las plantas, provocando su
alargamiento a baja intensidad, hecho conocido como ahilamiento.
La reiniciación de los ciclos de desarrollo,
acompañados de un proceso de rejuvenecimiento, denotan
claramente que el punto inicial (calidad embrional de la
célula) se obtiene por un condicionamiento que emana del
epigenoma (Armstrong et al., 2006), hecho tenido en cuenta en
estudios de clonación. Es claro que los cambios
introducidos desde el epigenoma no llegan a consolidarse (por lo
menos hasta ahora no conocemos el mecanismo) en la
información genética que resulta de uniones
covalentes que se materializa en la estructura del ADN. Sin
embargo, es bien conocido que muchos caracteres pueden ser
trasmitidos por propagación vegetativa, usando trozos de
tallos o esquejes, que reproducen en cada caso los caracteres de
los tejidos del cual derivan. El fenómeno es conocido como
"topophysis" (del griego "Topos", lugar y "Physis", naturaleza),
que significa naturaleza del lugar (Molisch, 1938).

En cuanto a la estabilidad de los cambios, parece claro
que mientras lo epigenético puede ser modificado desde el
ambiente, los cambios en el genoma solo se guardan de manera
estable en el genoma o memoria genética. Dichos cambios se
explican por reordenamientos genéticos, mutaciones, etc.,
que aunque poco frecuentes, pueden ser provocadas por el hombre
en forma experimental, y que naturalmente deben tener gran
significado en la selección natural.

El cuadro que sigue intenta representar
esquemáticamente los principios de la evolución
biológica con los principales adelantos que ayudan a la
comprensión de lo que Charles Darwin resume como
teoría sobre el origen de las especies en 1859, de los
mecanismos evocados por Sanpedro (2006) y las relaciones
consideradas por Lewontin (2000).

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Figura 7. Aunque la célula
permite una disección de sus componentes y funciones, su
reorganización no ha sido lograda "in vitro" sino por sus
partes con capacidad de autoorganización. Así, se
sabe que la memoria celular está relacionada con los genes
(ADN) o genoma y el entorno del ADN o epigenoma, que se vincula
más estrechamente con el ambiente externo. Si la
evolución de las especies tiene como base la
selección natural, entendemos aquí que ambos
mecanismos, el epigenético y el genético,
estarían vinculados. La memoria epigenetica que utiliza la
célula durante el desarrollo de los pluricelulares es
reversible y se expresa en la diferenciación celular y
organogénesis (ciclos biológicos). La tendencia
evolutiva generada desde el ambiente (presión) solo
podría quedar fijada por una mutación (azar),
endosimbiosis o evolución modular, y reordenamiento de la
memoria estable de la célula en el ADN. En este caso, el
carácter se seleccionaría automáticamente
por ventajoso, cuando es el caso.

Resumiendo lo que
no conocemos en el Universo

Mientras en el mundo orgánico la célula
parece encerrar gran parte de los determinantes que se
manifiestan en los procesos evolutivos de la biología,
hasta aquí no conocemos otros casos que puedan
considerarse similares. En el resto del universo no parece
existir otro componente que guarde memoria. Por ello, la
materia/energía parece interactuar de manera que lo que se
reconoce más trascendente es un flujo de energía
entre sus interactuantes que tiende a evolucionar hacia la
complejidad, la cual parece resultar de procesos irreversibles.
La diferencia entre lo biológico y el universo parece
residir en que mientras que en lo biológico el proceso de
la vida de los organismos es cíclico, por
reproducción, en el universo no conocemos un mecanismo
para la reiniciación de otro proceso evolutivo que permita
su perpetuación, aun siendo la participación de la
materia en esencia irreversible (Fig.8).

Monografias.com

Figura 8. Si hay crecimiento el
movimiento de energía es unidireccional e irreversible.
¿Galaxias y vida crecen? ¿Y a expensas de
qué? ¿Materia/energía que tiene origen
dónde y en qué proceso? No sabemos de dónde
venimos ni adónde vamos. Entonces, ¿todo es
irreversible, aunque las velocidades en distintos lugares sean
diferentes? Y la irreversibilidad, resulta un proceso
ineludible.

Más allá de lo apasionante que le resulta
al hombre lo desconocido, los puntos que se desconocen impiden
elaborar una hipótesis razonable acerca de cómo se
acomodaron los hechos en los orígenes del universo, ya que
los elementos constituyentes existen en el presente tras un
proceso evolutivo. Proceso evolutivo en el que no se puede
predecir la orientación hacia donde evoluciona el sistema,
teniendo en cuenta su naturaleza probabilística. Aunque
bien podemos suponer que alguna vez el universo tuvo su origen. A
nuestro entender, el conocimiento actual no permite elaborar una
hipótesis razonable y con posibilidades ciertas sobre el
origen de la materia/energía. Es decir que nos quedan
muchas preguntas elementales por resolver, entre ellas las que
siguen.

¿Cuál es el origen de la
materia/energía? ¿Cómo podemos imaginar el
origen de la energía del universo? ¿El movimiento
permanente se genera en la reactividad de la
materia/energía? ¿El universo ha existido siempre?
¿Puede ser eterno y/o existir por ciclos en la eternidad?
¿Puede el universo generarse de la nada o desaparecer para
siempre? ¿El universo es un sistema abierto o cerrado? Al
ser evolutivo, ¿puede cambiar su geometría?
¿Comienza la evolución del universo con la
transmutación de energía en materia en el camino de
la complejidad?

Estas preguntas, que no son muchas, conciernen con
aspectos básicos de la transformación de la materia
en la formación y evolución del universo. Y no
parece que otro constituyente del universo, aparte del hombre, se
haya preguntado y preocupado en responder. ¿Será
que el hombre como materia compleja tiene la sutil
percepción de que su propia naturaleza es
materia/energía? El problema subyace sin dudas y desde
hace mucho tiempo en el pensamiento de muchos, entre ellos
Diderot (siglo XVIII), cuando escribe:

« Si la foi ne nous apprenait pas que les
animaux sont sortis des mains du Créateur tels que nous
les voyons, et s"il était permis d"avoir la moindre
certitude sur leur commencement et leur fin, le philosophe,
abandonné à ses conjectures, ne pourrait-il pas
soupçonner que l"animal avait de toute
éternité ses éléments particuliers
épars et confondus dans la masse de la matière;
qu"il est arriveé à ces éléments de
se réunir, parce qu"il était possible que cela se
fit; que l"embryon formé de ces éléments
à passé par une infinité d"organisations et
de développements; et qu"il a eu par succession du
mouvement, de la sensibilité, des idées, de la
réflexion, de la conscience, des sentiments, des passions,
des signes, des gestes, des sons articulés, un langage,
des lois, des sciences et des arts. »

También cuando Jean Guitton (1991)
declara: Hoy tengo ganas de darle la razón a
Bergson y a Teilhard: como ellos tengo la tentación de
creer que la materia está hecha de espíritu y que
ella nos conduce directamente a la contemplación de Dios.
Me pregunto si sesenta años después de los grandes
descubrimientos de la teoría cuántica, mis
creencias en la espiritualidad de la materia, o incluso en la
materialidad del espíritu, están efectivamente
fundadas".

¿Por qué nuestros deseos de conocer son
inagotables? ¿Cuál es el desequilibrio
físico o base física que lo determina y que nos
hace buscar respuestas? ¿Es que la materia tiene
más propiedades que las que conocemos? ¿Podremos
conocer las causas físicas que determinan lo que queremos
y sentimos…, y tantas cosas más? ¿Entonces
la materia es la que nos confiere la capacidad no solo de
percibir sino también de comprender? Y nosotros, como
materia, ¿somos capaces de reconocernos a nosotros
mismos?

Resumen y
conclusiones

  • 1. La materia/energía es el único
    constituyente de todos y cada uno de los componentes del
    universo. Su naturaleza emana de dos propiedades
    fundamentales, la reactividad y la diversidad.

  • 2. Su capacidad para formar los componentes del
    universo se manifiesta en su versatilidad, que abarca los
    cambios de estado, transmutabilidad y reactividad,
    permitiendo su evolución hacia sistemas complejos que
    evidencian propiedades emergentes.

  • 3. La evolución de la
    materia/energía tiene lugar por fenómenos de
    autoorganización que se materializan en los distintos
    niveles de complejidad.

  • 4. En la formación de las partes del
    universo y en su diversidad, la materia/energía
    participa por su reactividad como el factor
    determinante, generando la idea de determinismo (con
    causalidad) y se manifiesta en la diversidad como resultado
    de la participación de las formas variables de
    materia/energía en calidad, cantidad y propiedades
    encadenando causalidades.

  • 5. El modelo estándar que explica la
    formación del universo evoca un proceso evolutivo de
    la materia que va desde un estado condensado de la
    materia/energía, que a partir de una gran
    explosión va generando núcleos atómicos,
    elementos livianos y pesados, minerales y materia
    sólida (planetas) como resultado de un enfriamiento
    progresivo.

  • 6. El cosmos se reconoce como un Universo
    Evolutivo,
    en el que su equilibrio está
    determinado por un número de componentes o reactantes
    de impredecible comportamiento, como la homogeneidad, la
    densidad, la distribución de la masa, etc., donde,
    como la determinación de precios a futuro del
    maíz, no se puede hacer predicciones.

  • 7. La materia/energía precursora del big
    bang es preexistente y carecemos de orientaciones para
    elucidar su origen. Aunque parece probable que su primera
    manifestación sea como energía y su primera
    transmutación sea de energía a materia,
    coexistiendo en adelante.

  • 8. La materia/energía, al evidenciar los
    caracteres fundamentales de reactividad. y
    también de diversidad y complejidad conservando
    su reactividad, permite que su evolución sea
    probabilística, un carácter fundamental que
    define un mecanismo que aplica la naturaleza para generar,
    por ejemplo, la diversidad biológica.

  • 9. Los caracteres y las propiedades de la
    materia/energía son universales y participan en todas
    las presencias y los procesos en forma independiente de la
    velocidad con la que se cumplen los procesos.

  • 10.  Por sus características de
    reactividad y de diversidad, la materia/energía tiende
    a generar siempre procesos que por su naturaleza se los
    conoce como irreversibles y no lineales.

  • 11.  La tremenda diversidad de formas y
    caracteres solo puede entenderse desde una
    participación probabilística de las diferentes
    manifestaciones de la materia energía.

  • 12.  La tendencia a mostrar que cada parte del
    universo puede evidenciar signos de una evolución
    independiente podría sugerir que también puede
    renovarse por partes. Asimismo, una renovación total
    podría sugerir una existencia cíclica, lo que
    se desconoce hasta hoy.

  • 13.  Tanto el espacio como el tiempo son
    considerados como parámetros en los cambios
    observables en un universo evolutivo, aunque ninguno de los
    reúne las condiciones que desarrolla la materia como
    reactante.

  • 14.  El movimiento resulta de la reactividad de
    la materia/energía y se reconoce en todos los niveles
    de interacción, donde nada es estático y todo
    es evolutivo.

  • 15.  En las preguntas, queda resumido lo que el
    hombre en su afán de comprender deberá tratar
    de aclarar en el futuro, aunque aún la capacidad de
    elegir en qué concentrar nuestra atención
    resulte nada más que probabilística.

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Agradecimiento. Los autores quieren expresar
aquí su agradecimiento al Profesor de la FAMAF,
Universidad Nacional de Córdoba, Dr. Osvaldo Moreschi, por
haber aceptado una evaluación crítica del
manuscrito, por los cambios de ideas, opiniones y
enseñanzas, y por sus valiosos aportes que fueron
incorporados al texto. Al Profesor de la Facultad de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales, Dr. Gabriel Bernardelo, por
sus valiosos aportes en la preparación del
manuscrito.

 

 

Autor:

Victorio Trippi

Nacira Muñoz

Por Victorio S.Trippi y Nacira
Muñoz¹

(1)INTA -CIAP – IFRGV, Camino 60 Cuadras km 5.5 (CP
X5020ICA), Barrio Coronel Olmedo, Córdoba,
Argentina

 

Partes: 1, 2
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